jueves, 29 de marzo de 2012

A veces en la vida hay ocasiones en las que pasamos momentos duros, a los cuál llamamos dificultades, llamamos difícil a un simple perdón, a que dos personas que no se soporten se pongan de acuerdo, a un problema de matemáticas, a no llegar a fin de mes, a elegir entre dos opciones que pueden cambiar tu vida, a elegir entre dos personas. Nos pasamos la vida quejándonos, sin saber que aquello no nos va a llevar a ningún lado, a ninguna parte, como si fuéramos a conseguir algo, y no vemos que cada vez nos hundimos más y más. A esas pequeñas tonterías con grandes soluciones, pero, ¿de verdad sabemos lo que son las dificultades? Sí, es cierto, problemas mundiales, enfermedades... Pero al fin y al cabo sólo nos preocupamos de una cosa. Difícil es tratar de resolver el mundo sin resolver tu propia vida, difícil es estar en el mismo lugar y no atreverte a darle un beso, difícil es sentir que al fin y al cabo no lo tendrás ahí todas las mañanas pintándote una sonrisa, difícil es olvidarle, difícil es mirar el reloj y saber que en 60 minutos le has pensado de 60 putas maneras diferentes, difícil es tratar de fingir que no estoy loca por él, difícil es tener que odiarle porque odias quererle tanto, difícil es ver que te está estallando la cabeza pensando que no va a estar ahí cómo cada tarde, difícil es verle con otra, eso es difícil.

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